Muchas veces la belleza se encuentra en lo más pequeño e insignificante. Vamos por la vida viendo sin ver y nos perdemos la belleza de Dios. Contemplar lo pequeño, lo desapercibido, lo que nos habla en silencio de la grandeza de Dios. Dejémonos embargar por la belleza de esta pequeñas flores, frutos y algunos bichos.