jueves, 12 de noviembre de 2009

Reír por Dios, reír



En la vida hay muchas cosas que nos parecen imprescindibles y que no podemos dejar en el camino. Cada cual haga su lista. Entre las más importantes las ganas de reír. Característica propia del hombre es la risa y a ella se ha dedicado miles de chistes, anécdotas, libros, películas, se han captado imágenes de video graciosos, teatro, canciones, viñetas, etc… El hombre necesita reír. Es por ello que urge hablar del buen humor, precisamente ahora cuando la humanidad sufre cada vez más la cultura de la muerte, de la que nos hablaba el finado de feliz memoria Juan Pablo II.
Siempre encontraremos fanfarrones, mamarrachos, socarrones, malnacidos que se desfogan a base de insultos, violencia y agresividad física o verbal. Tampoco nos faltaran situaciones vitales negativas, dolorosas y tristes. Sin embargo el buen humor nos hace recibirlas con calma y afrontarlas con serenidad; hace posible poder responder a ellas no a fuerza de mal, de más violencia, a ver quien grita más fuerte sino a fuerza de bien, como Jesús mismo nos decía, o el mismo Pablo de Tarso, o bien otros tantos santos o simplemente hombres y mujeres que supieron dar su vida por la no violencia.
En ningún momento podemos pensar que esto sea fácil por supuesto, pero esto no significa que sea imposible. El mayor escollo que encontramos está en los medios de comunicación social que se regodean en subrayar las noticias negativas, mostrando la imagen más impactante y cruda posible; lo que trae como consecuencia que los ciudadanos tengamos por un lado cierta indiferencia ante la misma noticia, y por otro lado están creando un ambiente gris, apático, pesimista que inconscientemente lo manifestamos en nuestro modo de hablar cotidiano. ¡Hay que ver cómo está la juventud! ¡Qué mal está el mundo! ¡Cuánto sinvergüenza! O bien como encontré escrito en la pared de no sé donde pienso luego existo, existo luego no sé cómo pienso. De pena. Sin comentarios. Esto nos lleva también a las grandes depresiones que sufre el mundo, y al pensamiento generalizado de no pocos ignorantes; ¡para qué traer niños a éste mundo!, ¿para que sufran? Como si el problema fuesen los niños y no los gobiernos, los intereses económicos y los egoísmos personales. Esta cultura de muerte nos ha entristecido el rostro.
Cada vez más encontramos rostros fríos, nostálgicos y desalentados, sobre todo en las grandes urbes. La peor de todas las consecuencias es la poca importancia que tiene la vida. La vida no vale nada. Se mata incluso para saber qué se siente, o para seguir el juego de roll, o ser aceptado en la banda o sencillamente como rito iniciático.
Ante todo este drama del que no podemos prescindir, ya que es nuestra realidad, hay que insistir una vez más en la necesidad de la risa y del buen humor. Porque el hombre fue creado para descubrir y admirar lo bueno, lo verdadero y lo bello. En definitiva para admirarse ante Dios mismo que es toda bondad, toda verdad y del que emana toda belleza. Debemos esforzarnos cada día más buscar y descubrir el lado bueno de las cosas y lo positivo, más aún sacar algo que alegre un momento triste o de mal humor. Quién no ha tenido la experiencia de sentirse preocupado, triste o simplemente tener un mal día y alguien nos ha borrado esa nube gris contándonos un chiste, gastándonos una broma o regalándonos una sonrisa. Vivir cada momento de la vida buena o mala, con alegría, es hoy por hoy una labor urgente. Y no es que haya que desterrar los momentos serios, difíciles y duros, pero sí intentar alegrar la vida cuando sea necesario y tratar de ser optimistas. Tampoco es caer en la superficialidad y la chabacanería; pero hacen falta momentos, personas y oportunidades alegres que inyecten una dosis de alegría y buen humor en medio de tanto pesimismo.
No podemos perder nuestro optimismo. El entusiasmo por la vida, el gozo de una sonora carcajada, la sonrisa humilde ante un fracaso, la ilusión por ser felices; son nobles ideales que quizá no en grandes cápsulas podamos tomar, pero si en pequeñas dosis. Las dificultades no pueden ser un obstáculo, sino un aliciente para luchar con más fuerza por sonreír a la vida como nos dejó dicho Teresa de Calcuta: La vida es la vida, ¡Vívela!, pero con una sonrisa.
Hoy contamos con un invento nuevo. Gracias Doctor Patchs Adams por regalar al mundo la “risoterapia” que tanto bien ha hecho en medio de tanto dolor. Gracias a los payasos de la tele, a la payasitas Ni Fu Ni Fa, a la gente de la farándula, comediantes y artistas, personas anónimas que a través de los siglos dibujaron una sonrisa al mundo.
Acabo con una oración que siempre me gustó muchísimo atribuída a Santo Thomas Moro:
Señor, dame una buena digestión
y, naturalmente, algo que digerir.
Dame la salud de cuerpo
y el buen humor necesario para mantenerla.
Dame un alma sana, Señor,
que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro,
de modo que, ante el pecado no se escandalice, sino que sepa encontrar el modo de remediarlo.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento,
los ronroneos, los suspiros ni los lamentos.
Y no permitas que tome demasiado en serio
esa cosa entrometida que se llama el “yo”.
Dame, Señor, el sentido del humorismo.
Dame el saber reírme de un chiste para que sepa sacar un poco de alegría a la vida
y pueda compartirla con los demás.

martes, 3 de noviembre de 2009

Día de los difuntos


En Chiquimula, Guatemala, Centro América, dos de noviembre, día en que se conmemoran a todos los fieles difuntos, se vive una gran paradoja: los cementerios donde los muertos dormitan, en la paz fría y oscura del sepulcro, cobran vida.
Desde días anteriores uno percibe que algo pasa, y porque uno es creyente y sabe de estas cosas, sino la admiración sería mayúscula. El ambiente se carga con olor a corona de ciprés a la que posteriormente se le agregarán unas cuantas flores plásticas, de vivos colores, o simplemente rojas. El entorno del Santuario es mucho más colorido: coronas, cruces y formas diversas hechas de las mismas flores plásticas tan horrorosas como llamativas de color. Se percibe el movimiento de más gente transitando por las calles y el olor a fritanga de chicharrones, pollo, churrasco y demás es así como más denso. Para más “inri”, estos días el mismo clima acompaña, ya que nos hace unos días así como nublados grisáceos e invernales.
El día de marras, el dos de noviembre como dije, el cementerio cobra vida. En las tapias se encuentran los tenderetes con flores, camisetas, gorras, y demás. Además de los improvisados “restaurantes” de comida recién asada, lista para servir. Puestos de cocos y semillas secas. Amén de tonterías varias y variopintas que uno pueda imaginar. Desde la madrugada, ya hay familiares preparando el desayuno junto a la tumba de su ser más querido que recientemente, o hace años ya, nos dejó. Propio de aquí: los muertos no se marchan nunca, siempre están presentes, así pasen 100 años. Porque los propios padres legan a los hijos las obligación de coronar a sus seres de antaño. Y éstos cumplen, vaya si cumplen. Conforme pasa el día, la bulla crece; deambular de vivos entre una abigarrada multitud de tumbas. Unas sobre otras, solapándose entre sí, imposible caminar sin pisar algún yacente en tierra. Tumbas altas, bajas, medianas, y con las formas más diversas, de color piedra, granito, y también de fuertes colores. Un revuelo colorido de flores y papeles indescriptible, para el visitante. Familias reunidas que comen, juegan cartas y cantan alrededor de sus seres queridos, haciéndoles partícipes de este día que hoy especialmente les une. A las cuatro el oficio religioso, la santa misa, en un altar improvisado con fondo del Sagrado Corazón. Todos se unen en un silencio más o menos reverente y acorde con la ocasión.
Algunos permanecen todo el día, desde la madrugada hasta la noche, otros solo visitan a algunos seres y saludan a conocidos, otros coronan y se van, otros cumplen con ciertas costumbres como tomar agua de coco al salir, o almorzar “fiambre”, un revoltijo de encurtidos, casquería, vegetales variados, jamones (mortadelas, chóped y demás), carnes y otros comestibles. Cada uno diferente según lo aprendieron de sus antepasados.
En fin el día de los fieles difuntos, es un día de fiesta. No hay dolor, no hay pena, la muerte se reviste de luz y color. Alegría de una esperanza en la resurrección en la que los vivos participan con los muertos. Podremos decir que se hace visible la Iglesia Una, la que ya goza de la visión beatífica de Dios y la que aún peregrina hacia ese encuentro último y definitivo, la comunión de los santos. En el fondo es aquello de Rubén Darío, que venía a decir que los muertos no son los que gozan de la paz serena y oscura de la tumba, sino los vivos que tienen el alma fría. Uno no se sabe si se festeja a los que tomaron su equipaje para siempre o los que aún estamos metiendo cosas en él.

martes, 11 de agosto de 2009

Palabra y Tradición, conocimiento de Cristo


La fe en Jesucristo, conocido por la Palabra y la Tradición
La en fe en Jesucristo decimos, pero preguntémonos ¿en qué Jesucristo creemos?. ¿Cómo es el Señor en quien ponemos nuestra confianza?. ¿Hay diferentes jesucristos o sólo uno?. ¿Dónde podemos hallar a Jesucristo? Estas cuestiones nos pueden parecer tontas, pero si preguntásemos a nuestro alrededor, obtendríamos respuestas muy diversas. ¿Todas ellas responderían realmente a la pregunta que el mismo Señor nos dirige a cada uno de sus discípulos: ¿Y vosotros quién decís que soy yo? Es posible que muchas surjan realmente de una experiencia religiosa profunda, de una reflexión seria y del conocimiento teológico, pero otras muchas serán idealizaciones y proyecciones de nuestros deseos humanos. A estos interrogantes es difícil hallar una respuesta global. Nosotros nos fijaremos en San Pablo. Él mismo nos dice “Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios Padre de todos, que está sobre todos, entre todos y en todos” (Ef.4,4 – 6) y sigue diciéndonos “Ante
todo, les he transmitido lo que yo mismo había recibido: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras” (1Cor.15,3 – 4). “Conozco a Cristo pobre y crucificado”.
A muchos les gusta el Cristo de los milagros y el que anduvo por la mar y se olvidan del Cristo que agarra el látigo y el que increpa a los mismos discípulos como hombres de poca fe, al Cristo que le dice a Pedro, aparta de mí Satanás, que piensas como los hombres y no como Dios. Simplemente muchos prefieren la resurrección y la ascensión a la pobreza de Belén y la ignominia de la Cruz. De un modo u otro siempre tendemos a subraya bien lo humano, bien lo divino de Jesús. Y sin embargo ambos son inseparables porque no hay más un que un Cristo, Jesús enviado por el Padre para Salvación nuestra.
Conocer a Cristo pobre y crucificado, no es el Cristo de los milagros, ni el de las buenas palabras, ni el Cristo glorioso, sino aquel que se negó a sí mismo, se rebajó y que vivió en y para cumplir la voluntad del Padre, que abrazó la cruz entregando así su vida para la salvación de todos los hombres. La cruz como signo del amor incondicional de Dios. Ese es el Cristo encarnado en la naturaleza humana. Esto nos ayuda también a nosotros, para que como dice el mismo Pablo: “revestidos de los sentimiento propios de Cristo” encarnémonos en nuestra propia realidad y en la realidad difícil y dura en la que viven muchos hermanos nuestros. Así viviremos como Cristo encarnados, pero también como él es necesario aceptar la Cruz de nuestra vida, esto es morir en el amor, pues no es una cruz cualquiera sino aquella que surge de la fidelidad al amor de Dios y los Hombres. No se trata de sufrir por sufrir, ni la resignación a una enfermedad o la aceptación de las contradicciones que la vida nos brinda. Sino que se trata de entrega, donación, ofrenda, de un salir de nosotros mismos, del hombre viejo, para darnos a los demás.
El libro del Eclesiástico,2 nos dice:”Hijo mío si decides servir al Señor, prepárate para la prueba”. No es que Dios necesite probarte para comprobar cuánto puedes resistir. Él ya sabe de qué materia estás hecho y conoce tu corazón. Las pruebas son aquellas que surgen de la fidelidad al amor de Dios. Ya que la fe exige un estilo de vida que en muchas ocasiones entran en contradicción con los valores del mundo. Así pues nuestra cruz es una renuncia libre a nuestros deseos, a nuestro egoísmo, a nuestros intereses por esta fidelidad al amor de Dios, porque hemos encontrado el tesoro escondido en el corazón. Es un abrirnos al perdón, a la reconciliación, a la misericordia.
El único modo de acercarnos al Cristo real es adentrarnos en la Palabra y en la Tradición de la Iglesia. No hay otro modo de conocer a Cristo. Y hacerlo como Moisés ante la zarza ardiente, descalzos. Es en la Palabra y en la Tradición recibida donde nosotros fundamos nuestra fe. La Tradición es la transmisión del Evangelio de Jesús, esto es la encarnación, pasión, muerte y resurrección. Aquello que los apóstoles vieron y oyeron. La Palabra es misma Historia de la Salvación, Cristo mismo, a través del cual descubrimos los designios y las promesas cumplidas de Dios a los hombres por medio de Jesucristo.
Nosotros como los apóstoles, hemos recibido este mensaje. No sólo para alimentar nuestra fe, sino también para ser enviados a comunicarlo a todos los hombres. Pues somos sal y luz del mundo. Por ello somos testigos que han visto y oído, discípulos y misioneros.
Fundados en esta Palabra y Tradición, podemos decir como San Pablo a los Filipenses (1,21) “Para mí la Vida es Cristo, y una ganancia el morir”.

domingo, 22 de marzo de 2009

Semilla del "EL PROFETA"

Hace 19 años que guardo un pequeño tesoro sin saberlo en la estantería de mi celda. Un pequeño libro del filósofo, poeta y pintor libanés Gibran Jalil Gibran, titulado El Profeta. Libro que me regalase fray Fernando con ocasión de mi onomástica. Nunca lo leí por aquello que la haría en vacaciones u otro día. En este mes, visitando la Feria del Libro, lo ví, y decidí comprarlo y leerlo. He encontrado el tesoro escondido en él. Y como no soy egoísta, ni nada que se le parezca, decidí compartirlo con vosotros para que así como ha sido provechoso para mí, os sea también de provecho para vosotros.
Lo iré publicando en sucesivas entradas para que no os empachéis, y podáis paladear su gusto al leerlo.
El relato comienza en Orfalís, ciudad donde el cautivo Almustafá vivió durante doce años esperando el barco que le llevaría de regreso a su isla natal. Cuando llegó el momento tan esperado y mientras se dirigía al barco, gentes de toda condición y clase social del pueblo se acercaban para despedirlo, mostrándole el cariño y la simpatía que sentían hacia él, pues era tenido por profeta. Durante la amorosa y tierna despedida, le pedían palabras de sabiduría y consuelo que llenase el vacío que dejaba su persona. Así a las constantes preguntas el profeta iba dejando sabias semillas que producirían su fruto al germinar en el corazón de los hombres.
Por eso y por otras muchas razones, podemos considerar “El Profeta” como un libro benéfico y beneficioso para la humanidad. Pues no son verdades filosóficas de altos vuelos lo que en él encontraremos, sino pequeñas y simples verdades, (no por ello menos profundas) que cada cual puede hacer suyas. Sin más aquí os dejo estos pequeños retazos de su pensamiento y que os aproveche.

Del Amor:

- Y siempre ha ocurrido que el amor no conoce su profundidad hasta la hora de la separación.
- Porque así como el amor corona, también os crucificará. Así como os hace crecer y prosperar, también os podará.
- El amor no posee nada, ni deja que se le posea.
- Cuando améis, no debierais decir: "Dios está en mi corazón", sino: "Estoy en el corazón de Dios".
- Y no penséis que podéis dirigir el rumbo del amor, porque el amor si os considera dignos de él, dirigirá vuestro rumbo.

Del Matrimonio:
- Amaos, pero no hagáis del amor una cadena.
- Compartid el pan, pero no comáis de la misma hogaza.
- Cantad y danzad juntos, regocijaos, pero que cada cual esté a veces solo.
- Entregaos el corazón, pero no para poseerlo.

De los Niños:
- Vuestros hijos no son vuestros. Son los hijos y las hijas del anhelo.
- Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos, porque tienen sus propios pensamientos.
- Podréis, si mucho, pareceros a ellos; más no tratéis de hacerlos semejantes a vosotros.
- Vosotros sois el arco que se doblega y tensa para que se impulse la flecha y se dirija al objetivo que marca el arquero. La flecha son los hijos, el arquero es Dios y vosotros, padres, el arco. No os pese doblaros por amor.

Del Dar:
- Dais verdaderamente cuando dais algo de vosotros mismos.
- Retener es perecer.
- Bien está dar cuando se nos pida, pero es mejor hacerlo sin que se nos pida, con comprensiva espontaneidad.
- Hay quien tiene poco y que lo dan todo. Estos son los que creen en la vida, y en la generosidad de la vida, y las arcas de éstos nunca están vacías. Los hay que dan con alegría, y esa alegría es su recompensa. Y los hay que dan con dolor, y tal dolor es su bautismo. Empero hay quienes dan, y no sienten dolor al dar, y no buscan la alegría al dar, ni dan en aras de la virtud. A través de ellos Dios se manifiesta, y en los ojos de quienes así dan, Él, sonríe a la Tierra.

De la Alegría y de la Tristeza:
- Vuestra alegría es vuestra tristeza enmascarada. Y a menudo, el mismo pozo del que surge vuestra risa está lleno de vuestras lágrimas.
- Cuanto más hondo cae la tristeza en vuestro ser, tanto mayor será la alegría que podáis contener.
- La alegría y la tristeza son inseparables. Llegan juntas. Y cuando una se sienta sola con vosotros a vuestra mesa, recordad que la otra duerme en vuestro lecho.

De la Ropa:
- Vuestra ropa oculta mucha de vuestra belleza, más no la fealdad.
- Exponer al sol y al viento más de vuestra piel, y menos de vuestro vestido, porque el aliento de la vida reside en la luz del sol, y la mano de la vida está en el viento.
- El pudor es el escudo contra los ojos del impuro. Y cuando ya no haya impuros, ¿qué habrá sido el pudor, si no un grillete, y una engañifa de la mente?.

De la Libertad:
- Sólo podréis ser libres, cuando hasta el deseo de libertad deje de ser un arnés para vosotros, y cuando dejéis de hablar de la libertad como una meta y un logro.
- En verdad seréis libres cuando vuestros días transcurran sin cuidados, y cuando en vuestras noches no haya deseos ni agravios. Pero más libres seréis cuando esto ciña vuestras vidas como un cinturón, y sin embargo, os eleváis por encima de ellas, desnudos y desasidos.
- Lo que llamáis “libertad” es la más fuerte de estas cadenas, aunque sus eslabones resplandezcan a la luz del sol y os deslumbren.
- ¿Qué podréis descartar, para poder ser libres, si no fragmentos de vuestro propio ego?.

martes, 17 de marzo de 2009

Procesión Pastora de Almas de Santa María de Olopa

El venerable Padre Capuchino, Fray Esteban de Adoain, había iniciado el año 1892 con una misión en la villa de Esquipulas, ante el santo y milagroso Cristo Crucificado que se venera en el espléndido santuario. Durante dicha misión en una de sus incursiones por las montañas cercanas, se encontró con numerosos indígenas del pueblo chortí, diseminados por la montaña virgen. Fray Esteban hizo construir en lo más alto un oratorio de ramaje, dedicado a la Divina Pastora, poco a poco en torno a la imagen se fue formando un poblado, hoy conocido como Santa María de Olopa. 147 años después, tuve el honor de haber sido invitado a presidir la eucaristía durante la novena a la Madre del Buen Pastor; cerca de mil personas podrían estar concentradas en el templo y alrededores. Número que aumentó el día de la procesión. Chortís y demás, vinieron de todas las aldeas para asistir, el pasado lunes día dieciséis, a la procesión de la sagrada imagen, constatando que sigue vivo, más que nunca el amor a la Virgen, por parte de este pueblo y aldeas colindantes. Constituyendo una de las procesiones marianas más concurridas de la diócesis de Zacapa – Chiquimula. Impresionado estaba de hallar ese innumerable número de devotos y fieles. Las calles de Olopa era un mar de gentes. El momento culminante fue cuando la imagen llegó al lugar que según la tradición, fray Esteban construyó el oratorio en torno al cual nació el pueblo. Allí se dijeron palabras confortadoras del amor maternal de María hacia sus ovejas, el pueblo de Dios. Se recitaron poemas y se cantaron cánticos a María. Luego “moros y cristianos” danzaron ante la imagen que iniciaba la procesión de regreso a su templo, entre cánticos, banda de música, algarabía de fieles devotos y bajo la tenue guía de la luz de la velas. También esa mañana hubo un gran acontecimiento. Monseñor Rosolino Bianchetti, obispo de Zacapa – Chiquimula, coronó las consagradas imágenes de Jesús Buen Pastor y María Pastora de Almas. Dichas imágenes fueron consagradas dos años antes, también un 16 de marzo, por el anterior obispo Monseñor José Anibal Casasola. Termino recitando el Himno: << Salve Virgen Pura, Salve Bella Aurora, Salve de las Almas Pastora > El cantautor, Chepe Aldana, estrenó este canto: “Yo quiero ser como tú María”, en honor de la Divina Pastora.
Yo quiero ser como tú María
Tan obediente al mandato del Señor.
Yo quiero ser como tú pastora de almas,
Nunca te cansas de amar a los demás.

Yo quiero ser como tú María,
Muy obediente a lo que mande el Señor.
Yo quiero ser como la Pastorcita,
Y no cansarme de amar a los demás.
Ruega a Dios Padre por mí,
María Hoy te lo pido ante tu altar.

Por aquí pasaste como peregrina,
Haciendo escala con el fraile Adoain.
Y desde entonces te enamoraste
De este bello y lindo lugar.
Llevamos ciento cuarenta y seis años
De celebrar tu feria patronal.

Por amarnos tanto Virgen santísima,
Hoy te brindamos este cantar.
Te agradecemos al escogernos
Para quedarte en este lugar
Tú nos inspiras obediencia
A tu hijo amado orando sin cesar.

jueves, 12 de marzo de 2009

POR UN MOMENTO...

Os transmito la reflexión que me envió una amiga en la senda para compartirla con ustedes, gracias Sibyl Vane…
<< Por un momento me he parado a pensar en lo diferente que es el mundo que Dios creó para nosotros y el mundo en el que vivimos: Un mundo materialista donde ya el ser humano no ocupa el primer plano, donde ya no importan los sentimientos ni valores morales, donde es frecuente toparnos con personas egoístas, maltratadoras, embusteras, envidiosas etc., que no se detienen ante nada ni nadie para lograr lo que ellos llaman "FELICIDAD". Un mundo donde los pobres no cuentan para nada. Un mundo donde todo está permitido, donde incluso el aborto, el segar una vida es normal. Un mundo en el que si eres una persona buena, justa, y misericordiosa que pretendes poner y llevar a cabo los mandamientos de Dios en lugar de buena eres tonta, y ese sólo en el mejor de los casos pues en el peor en lugar de conseguir que te imiten sólo consigues despertar su "ENVIDIA" uno de los peores males que existen dentro de nosotros, que sin darnos cuenta se apodera de nuestra mente creando malestar, odio, resentimiento incluso deseo de aniquilación contra todo aquel que posee lo que nosotros no poseemos.pero hoy me planteo si de verdad somos felices de ésta manera. Pues en verdad la FELICIDAD sólo la logramos si hay amor en nuestro corazón, si en éste no anidan sentimientos como el rencor, el miedo, la injusticia, etc., si todos estos sentimientos los renovamos por otros mucho más bellos como son la amistad, la comprensión, la empatía, la amabilidad, la sinceridad, etc., si de verdad estamos siempre dispuestos a dar una sonrisa, un abrazo, dispuestos a escuchar, dispuestos a perdonar y a perdonarnos a nosotros mismos, dispuestos a entregarnos con esmero al que sufre al que nos necesita. ¿Quién en un momento de su vida no se ha despedido de un ser querido? y le ha dado el beso más sincero y con más amor del mundo aún a sabiendas que que a la otra persona le haya resultado empalagoso ese gesto tan lleno de amor. Vivimos siempre pensando en el mañana, sin pararnos a pensar que tal vez ese día nunca llegue, y que por qué no vivir el día a día haciendo de él como si éste fuese el último que se nos concede. ¿Por qué no dejamos que Dios actúe siempre sobre nosotros y nuestros corazones, aunque a veces no comprendamos ni su camino ni a donde quiere dirigirnos. ¿Porqué no pensamos que el mayor tesoro que poseemos es nuestro amor?. Bueno Fray Fernan espero que te guste y que Dios ilumine siempre tu camino, tu corazón y te enseñe su humildad, pobreza y amor. Un saludo y abrazo >>

miércoles, 4 de marzo de 2009

El dios placebo


Quiero compartir con vosotros este precioso artículo que me envío Fray Fernando y que ayuda a nuestra meditación:


<<Sabemos que en medicina hay remedios falsos, esos que parecen sanar pero en realidad no tienen poder curativo alguno, son remedios con efecto placebo. ¿Cuál es el sentido de semejante autoengaño? Aunque a veces son los propios médicos quienes engañan a sus pacientes suministrándoles un placebo, para hacerles sentir que algo se hizo, aunque en realidad no se hizo nada. El médico sabe que la persona no tiene enfermedad alguna, y le suministra algo que la hace sentirse bien, medicamentada. Es algo así como psicología sin psicólogo, curación sin cura. Una farsa. Pero puede suceder que, si es que existe una enfermedad, el placebo logra que la persona desatienda la necesidad de una verdadera cura, mientras el mal avanza sin nada que lo detenga.

Vivimos tiempos de relativismo moral, relativismo ético y espiritual. Y creo que lo que nos están tratando de suministrar es nada más ni nada menos que un dios placebo, que aparentemente cura, pero en realidad lo único que logra es ocultar la enfermedad para que ésta aflore luego con fuerzas destructivas renovadas. El dios placebo nos hace sentir sanados en el alma, pero en realidad la enfermedad sigue allí, destruyendo, ya que el placebo logra atontarnos espiritualmente.

¿Cómo es este dios placebo que nos presenta la sociedad globalizada?

-un dios de consumo: un dios conveniente, práctico, que no nos pide nada, dios tan permisivo, que no pudo haber creado el infierno, ni el purgatorio, en resumidas cuentas, es un dios pura misericordia, pero sin justicia. La Misericordia de nuestro Dios es mayor que Su Justicia, porque Dios es Amor. Pero no hay Misericordia sin Justicia,

-El relativismo que vivimos en estos tiempos trata de convencernos de que Dios nos perdona absolutamente cualquier cosa, que debemos simplemente ser felices haciendo todo lo que nos plazca para disfrutar al máximo este tiempo de vida terrenal. Bajo este paraguas ético, a Dios sólo le interesa que disfrutemos intensamente los años de vida que nos quedan, sin demasiadas reglas morales ni religiosas que respetar.

-El dios placebo es simple y económico, no pide nada a cambio de su terapia de relajación. Da amor y consuelo a cambio de un poco de meditación, no pide mucha oración, ni trabajo para el Reino. Es un dios que se preocupa más por salvar a las ballenas que por luchar contra el aborto de millones de victimas inocentes.

-Un dios que tolera todos los males de este mundo porque son parte de la naturaleza de la criatura que él mismo creó. ¿Por qué se va a quejar o preocupar entonces?

-Es un dios distante, que hizo el mundo y se retiró a mirar televisión o leer revistas allá en su cielo, desentendido de lo que el hombre rompe y distorsiona en la tierra.

-Es un dios fabricado por este hombre moderno, a su conveniencia. Un dios que no critica las miserias que nos envuelven, que apoya y justifica la sociedad de consumo, la vida light.

-Un dios surgido del mismo laboratorio del que surgen modernos aparatos de consumo, o libros de autoayuda, o cursos de gimnasia de relajación.

-Lo peor de todo, es que no cura a quienes lo siguen, les hace perder tiempo y atonta sus almas.

El relativismo comprende al hombre, diciendo que:

Tiene una naturaleza que hay que reconocer, y aceptar. El pecado ya no es ofensa a Dios, sino una simple manifestación de su naturaleza, con la que Dios está conforme.

Sin conciencia, no hay ofensa a Dios, no hay pecado, no hay necesidad de la Gracia, no hay santidad. Mucho peor, no hay necesidad de buscar la santidad, porque al fin del día Dios nos va a perdonar a todos por igual.

¿Cómo se interpreta la vida y la Pasión de Jesús bajo ésta mirada relativista, donde todo se acomoda a la conveniencia de cada individuo? ¿Acaso Jesús relativizó Su Amor y obediencia al Padre? Si Dios hecho Hombre nos hubiera querido mostrar con Su ejemplo que el sentido de la vida es disfrutarla hasta el extremo de relativizar todo valor moral y ético, no hubiese muerto en la Cruz por todos nosotros, para tomar El mismo todos nuestros pecados y reconciliarnos con Su Padre.

Nuestra búsqueda de Dios no debe estar basada sólo en el placer espiritual o el consuelo que tan hermoso hallazgo suscita. El encuentro traerá días de gozo y de dolor, tendremos Viernes Santos, y Domingos de Resurrección, como Jesús tuvo. Tomemos la cruz que nos toque, y el gozo espiritual de sabernos amados por Dios, y que el Señor se haga cargo del resto.

El Dios Verdadero, Eterno y Amante, no es un dios placebo, El es el Verdadero remedio de nuestras enfermedades, que ataca los males de nuestra alma, a fondo. El quiere extirpar las alimañas que ahogan a nuestro espíritu, dándonos salud verdadera, Vida verdadera, eterna
>>.

Sectas y la "teologia de la prosperidad"


Últimamente profileran en Hispano América las sectas protestantes, que proclaman su particular "teología de la prosperidad", si es que se la puede llamar así, viene a ser la degeneración máxima de los textos bíblicos. Ante todo porque supone una vuelta a cierto modo de la teología de la retribución en el Antiguo Testamento: Los que tienen son benditos y los pobres o los que sufren enfermedad o desgracia son pecadores castigados por Dios.

El núcleo es una esperanza de futuro inmediato de prosperidad, pero es una esperanza vana porque sólo se basa en la prosperidad económica, llamada por ellos "bendición de Dios", y todo queda en este mundo, no tiene una perspectiva de salvación en el más allá. Con ello están retomando la teología de la retribución del Antiguo Testamento, en la que el pueblo hebreo consideraba la prosperidad económica como una bendición y la pobreza o la adversidad de la vida como una maldición divina (Levítico 26 y Deuteronomio 28). Dios como juez supremo, castigaba o premiaba las libres acciones del hombre. Este premio o castigo podía ser comunitario (repercutía en todo el pueblo) o individual (sobre la persona misma). El problema radicaba en que la retribución exige que haya proporción entre el acto y la sanción. La solución vino cuando se amplió el horizonte, más allá de esta vida, pues el hombre está llamado a la plenitud, a un horizonte mayor, a otra vida y así lo reflejan los libros del Eclesiastés, Job y algunos salmos (49 y 73), pero sobretodo en el Libro de la Sabiduría: <<Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo imagen de su propio ser>>. Esto responde a la angustia del mal y el dolor de Job y Eclesiastés. Nos presenta a un Dios omnipotente y totalmente Otro, pero a la vez misericordioso y providente cuya bondad rebasa los límites de Israel y abarca a todos los hombres (Sab.11,26) y nos habla del ser humano como el que debe rendir culto a Dios haciendo su voluntad y caminando según sus caminos. Con ello nos adentramos en el tiempo de la "gracia" del Evangelio. El mismo Pablo nos repite que la gracia (salvación) vino por Cristo y en atención a los méritos de Cristo y no por los nuestros.

Ahora bien lo que las sectas protestantes proclaman más que una "teología" se trata de un "reduccionismo" o deformación sobre lo que la Biblia y la vida cristiana son. Se trata de tomar ciertos principios del capitalismo clásico de Adam Smith y su ideología de la riqueza como "bendición", o lo que el Papa de feliz memoria Juan Pablo II llamaba el "radicalismo capital", y revestirlos de lenguaje religioso, de ahí que exclusivamente se apoyen en textos del Antiguo Testamento, y a Jesucristo ni lo mencionan o hablan bien poco.

Su Dios no es en absoluto el Dios de Jesucristo, reduce su campo de acción a la bendición económica. Su lenguaje es de superación, establecimiento de metas, de crecimiento personal, de ahí le viene que tengan tanto atractivo entre la gente sencilla.

No existe la iglesia de todos, aunque se llamen así, porque solo son convocados aquellos que buscan y pueden acceder a la "prosperidad" en lo económico. ¿Dónde quedan los pobres? Los pobres son unos pecadores y malditos de Dios, que reciben el castigo por sus pecados. Queda pendiente de resolver en esta prosperidad el misterio del dolor y la desgracia humana de gente buena.

sábado, 21 de febrero de 2009








<<También yo soy un hombre mortal, igual que todos, hijo del primer hombre modelado en arcilla, en el vientre materno fue esculpida mi carne; tardé nueve meses en tomar consistencia en su sangre, gracias al semen de mi padre y del placer que acompaña al sueño. Al nacer, también yo respiré el aire común, y al caer en la tierra que todos pisan, estrené mi voz llorando, igual que todos; me criaron con mimo, entre pañales. Ningún rey empezó de otra manera; idéntica es la entrada de todos en la vida e igual es la salida. (Sab.7,1-6) Ustedes los que gobiernan la tierra; tengan rectos pensamientos sobre el Señor y búsquenlo con sencillez de corazón. Lo encuentran los que no exigen pruebas y se revela a los que no desconfían (Sab.1,1-2) Se dijeron equivocadamente: La vida es corta y triste, y la muerte del hombre irremediable y no se sabe de nadie que haya regresado del Abismo. Por eso, a disfrutar de los bienes presentes, a gozar de las cosas con ansia juvenil; a llenarnos del mejor vino y de perfumes, que no se nos escape la flor primaveral. Atropellemos al justo que es pobre, no nos apiademos de la viuda ni respetemos las canas venerables del anciano; que sea nuestra fuerza la norma de la justicia, porque está visto que la debilidad no sirve para nada. Así discurren, y se engañan, porque les ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no esperan el premio de la virtud ni valoran el galardón de una vida intachable.(Sab.2,1-22) Aquel día el justo estará de pie sin temor delante de los que le hicieron sufrir y despreciaron sus trabajos. Al verlo, se estremecerán de sorpresa, dirán entre sí, arrepentidos, entre sollozos de angustia: Éste es aquel de quien un día nos reíamos con coplas injuriosas, nosotros, insensatos; su vida nos parecía una locura. ¿Cómo ahora lo cuentan entre los hijos de Dios y comparte la herencia de los santos? ¿De qué nos ha servido nuestro orgullo? ¿Qué hemos sacado presumiendo de ricos? Todo aquello pasó como una sombra, como nave que surca agitadas aguas, sin que quede rastro de su travesía ni estela de su quilla en las olas. Igual nosotros: nacimos y desaparecemos, no dejamos ni una señal de virtud, nos malgastamos en nuestra maldad. Los justos viven eternamente, reciben de Dios su recompensa, el Altísimo cuida de ellos. (Sab.5,1-15) Escuchen, reyes, y entiendan; aprendan, gobernantes de todo el mundo; pongan atención, ustedes los que dominan los pueblos y están orgullosos de esa multitud de súbditos; el poder les viene del Señor, y la autoridad, del Altísimo: el juzgará sus obras y examinará sus intenciones. A los más humildes se los compadece y perdona, pero los poderosos serán examinados con rigor; porque el Dueño de todos no retrocede ante nadie, ni le intimida la grandeza: Él creó al pobre y al rico y se preocupa de todos por igual. (Sab.6, 1-11)