miércoles, 4 de marzo de 2009

Sectas y la "teologia de la prosperidad"


Últimamente profileran en Hispano América las sectas protestantes, que proclaman su particular "teología de la prosperidad", si es que se la puede llamar así, viene a ser la degeneración máxima de los textos bíblicos. Ante todo porque supone una vuelta a cierto modo de la teología de la retribución en el Antiguo Testamento: Los que tienen son benditos y los pobres o los que sufren enfermedad o desgracia son pecadores castigados por Dios.

El núcleo es una esperanza de futuro inmediato de prosperidad, pero es una esperanza vana porque sólo se basa en la prosperidad económica, llamada por ellos "bendición de Dios", y todo queda en este mundo, no tiene una perspectiva de salvación en el más allá. Con ello están retomando la teología de la retribución del Antiguo Testamento, en la que el pueblo hebreo consideraba la prosperidad económica como una bendición y la pobreza o la adversidad de la vida como una maldición divina (Levítico 26 y Deuteronomio 28). Dios como juez supremo, castigaba o premiaba las libres acciones del hombre. Este premio o castigo podía ser comunitario (repercutía en todo el pueblo) o individual (sobre la persona misma). El problema radicaba en que la retribución exige que haya proporción entre el acto y la sanción. La solución vino cuando se amplió el horizonte, más allá de esta vida, pues el hombre está llamado a la plenitud, a un horizonte mayor, a otra vida y así lo reflejan los libros del Eclesiastés, Job y algunos salmos (49 y 73), pero sobretodo en el Libro de la Sabiduría: <<Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo imagen de su propio ser>>. Esto responde a la angustia del mal y el dolor de Job y Eclesiastés. Nos presenta a un Dios omnipotente y totalmente Otro, pero a la vez misericordioso y providente cuya bondad rebasa los límites de Israel y abarca a todos los hombres (Sab.11,26) y nos habla del ser humano como el que debe rendir culto a Dios haciendo su voluntad y caminando según sus caminos. Con ello nos adentramos en el tiempo de la "gracia" del Evangelio. El mismo Pablo nos repite que la gracia (salvación) vino por Cristo y en atención a los méritos de Cristo y no por los nuestros.

Ahora bien lo que las sectas protestantes proclaman más que una "teología" se trata de un "reduccionismo" o deformación sobre lo que la Biblia y la vida cristiana son. Se trata de tomar ciertos principios del capitalismo clásico de Adam Smith y su ideología de la riqueza como "bendición", o lo que el Papa de feliz memoria Juan Pablo II llamaba el "radicalismo capital", y revestirlos de lenguaje religioso, de ahí que exclusivamente se apoyen en textos del Antiguo Testamento, y a Jesucristo ni lo mencionan o hablan bien poco.

Su Dios no es en absoluto el Dios de Jesucristo, reduce su campo de acción a la bendición económica. Su lenguaje es de superación, establecimiento de metas, de crecimiento personal, de ahí le viene que tengan tanto atractivo entre la gente sencilla.

No existe la iglesia de todos, aunque se llamen así, porque solo son convocados aquellos que buscan y pueden acceder a la "prosperidad" en lo económico. ¿Dónde quedan los pobres? Los pobres son unos pecadores y malditos de Dios, que reciben el castigo por sus pecados. Queda pendiente de resolver en esta prosperidad el misterio del dolor y la desgracia humana de gente buena.

1 comentario:

  1. Esa teologia falsa es un problema aqui tambien. Gracias por su refleccion. Paz y bien y saludo de un fraile Capuchino de los E.U.

    ResponderEliminar